Básicamente, el proceso de soldadura consiste en unir de manera sólida dos o más piezas metálicas o diferentes partes para conformar una pieza final. En este proceso se calientan las superficies a soldar, ambas en contacto, hasta que el metal se funde y se vuelve maleable. Una vez enfriadas ambas partes se solidifica la junta convirtiéndose en una sola pieza.
En este proceso de fundición no se aportan sustancias externas para mantener la estructura del metal intacta. Se suelen usar diferentes herramientas como fuente de energía, como el arco eléctrico, una llama de gas, rayo de electrones, láser o procesos de ultrasonido, su uso dependerá del tipo de metal que lleve la pieza así como del tipo de acabado que se le quiera dar.
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